[Biblein52weeks-es] Bible in 52 Weeks: 2 Chr 6-10 Day: 269

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Wed Sep 27 00:00:02 MDT 2017


Bible in 52 Weeks:  
II Chronicles 6:1: ENTONCES dijo Salom�n: Jehov� ha dicho que �l habitar�a en la oscuridad.
II Chronicles 6:2: Yo pues he edificado una casa de morada para ti, y una habitaci�n en que mores para siempre.
II Chronicles 6:3: Y volviendo el rey su rostro, bendijo � toda la congregaci�n de Israel: y toda la congregaci�n de Israel estaba en pie.
II Chronicles 6:4: Y �l dijo: Bendito sea Jehov� Dios de Israel, el cual con su mano ha cumplido lo que habl� por su boca � David mi padre, diciendo:
II Chronicles 6:5: Desde el d�a que saqu� mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido var�n que fuese pr�ncipe sobre mi pueblo Israel.
II Chronicles 6:6: Mas � Jerusalem he elegido para que en ella est� mi nombre, y � David he elegido para que fuese sobre mi pueblo Israel.
II Chronicles 6:7: Y David mi padre tuvo en el coraz�n edificar casa al nombre de Jehov� Dios de Israel.
II Chronicles 6:8: Mas Jehov� dijo � David mi padre: Respecto � haber tenido en tu coraz�n edificar casa � mi nombre, bien has hecho en haber tenido esto en tu coraz�n.
II Chronicles 6:9: Empero t� no edificar�s la casa, sino tu hijo que saldr� de tus lomos, �l edificar� casa � mi nombre.
II Chronicles 6:10: Y Jehov� ha cumplido su palabra que hab�a dicho, pues levant�me yo en lugar de David mi padre, y heme sentado en el trono de Israel, como Jehov� hab�a dicho, y he edificado casa al nombre de Jehov� Dios de Israel.
II Chronicles 6:11: Y en ella he puesto el arca, en la cual est� el pacto de Jehov� que concert� con los hijos de Israel.  
II Chronicles 6:12:   P�sose luego Salom�n delante del altar de Jehov�, en presencia de toda la congregaci�n de Israel, y extendi� sus manos.
II Chronicles 6:13: Porque Salom�n hab�a hecho un p�lpito de metal, de cinco codos de largo, y de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo hab�a puesto en medio del atrio: y p�sose sobre �l, � hinc�se de rodillas delante de toda la congregaci�n de Israel, y extendiendo sus manos al cielo, dijo:
II Chronicles 6:14: Jehov� Dios de Israel, no hay Dios semejante � ti en el cielo ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia � tus siervos que caminan delante de ti de todo su coraz�n;
II Chronicles 6:15: Que has guardado � tu siervo David mi padre lo que le dijiste: t� lo dijiste de tu boca, mas con tu mano lo has cumplido, como parece este d�a.
II Chronicles 6:16: Ahora pues, Jehov� Dios de Israel, guarda � tu siervo David mi padre lo que le has prometido, diciendo: No faltar� de ti var�n delante de m�, que se siente en el trono de Israel, � condici�n que tus hijos guarden su camino, andando en mi ley, como t� delante de m� has andado.
II Chronicles 6:17: Ahora pues, oh Jehov� Dios de Israel, verif�quese tu palabra que dijiste � tu siervo David.
II Chronicles 6:18: Mas �es verdad que Dios ha de habitar con el hombre en la tierra? He aqu�, los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte: �cu�nto menos esta casa que he edificado?
II Chronicles 6:19: Mas t� mirar�s � la oraci�n de tu siervo, y � su ruego, oh Jehov� Dios m�o, para o�r el clamor y la oraci�n con que tu siervo ora delante de ti.
II Chronicles 6:20: Que tus ojos est�n abiertos sobre esta casa de d�a y de noche, sobre el lugar del cual dijiste, Mi nombre estar� all�; que oigas la oraci�n con que tu siervo ora en este lugar.
II Chronicles 6:21: Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oraci�n, que t� oir�s desde los cielos, desde el lugar de tu morada: que oigas y perdones.
II Chronicles 6:22: Si alguno pecare contra su pr�jimo, y �l le pidiere juramento haci�ndole jurar, y el juramento viniere delante de tu altar en esta casa,
II Chronicles 6:23: T� oir�s desde los cielos, y obrar�s, y juzgar�s � tus siervos, dando la paga al imp�o, torn�ndole su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo en darle conforme � su justicia.
II Chronicles 6:24: Si tu pueblo Israel cayere delante de los enemigos, por haber prevaricado contra ti, y se convirtieren, y confesaren tu nombre, y rogaren delante de ti en esta casa,
II Chronicles 6:25: T� oir�s desde los cielos, y perdonar�s el pecado de tu pueblo Israel, y los volver�s � la tierra que diste � ellos y � sus padres.
II Chronicles 6:26: Si los cielos se cerraren, que no haya lluvias por haber pecado contra ti, si oraren � ti en este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres,
II Chronicles 6:27: T� los oir�s en los cielos, y perdonar�s el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les ense�ar�s el buen camino para que anden en �l, y dar�s lluvia sobre tu tierra, la cual diste por heredad � tu pueblo.
II Chronicles 6:28: Y si hubiere hambre en la tierra, � si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo � a�ublo, langosta � pulg�n; � si los cercaren sus enemigos en la tierra de su domicilio; cualquiera plaga � enfermedad que sea;
II Chronicles 6:29: Toda oraci�n y todo ruego que hiciere cualquier hombre, � todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su coraz�n, si extendiere sus manos � esta casa,
II Chronicles 6:30: T� oir�s desde los cielos, desde el lugar de tu habitaci�n, y perdonar�s, y dar�s � cada uno conforme � sus caminos, habiendo conocido su coraz�n; (porque solo t� conoces el coraz�n de los hijos de los hombres;)
II Chronicles 6:31: Para que te teman y anden en tus caminos, todos los d�as que vivieren sobre la haz de la tierra que t� diste � nuestros padres.
II Chronicles 6:32: Y tambi�n al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras � causa de tu grande nombre, y de tu mano fuerte, y de tu brazo extendido, si vinieren, y oraren en esta casa,
II Chronicles 6:33: T� oir�s desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y har�s conforme � todas las cosas por las cuales hubiere clamado � ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que he edificado yo.
II Chronicles 6:34: Si tu pueblo saliere � la guerra contra sus enemigos por el camino que t� los enviares, y oraren � ti hacia esta ciudad que t� elegiste, hacia la casa que he edificado � tu nombre,
II Chronicles 6:35: T� oir�s desde los cielos su oraci�n y su ruego, y amparar�s su derecho.
II Chronicles 6:36: Si pecaren contra ti, (pues no hay hombre que no peque,) y te airares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos � tierra de enemigos, lejos � cerca,
II Chronicles 6:37: Y ellos volvieren en s� en la tierra donde fueren llevados cautivos; si se convirtieren, y oraren � ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, imp�amente hemos obrado;
II Chronicles 6:38: Si se convirtieren � ti de todo su coraz�n y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y oraren hacia su tierra que t� diste � sus padres, hacia la ciudad que tu elegiste, y hacia la casa que he edificado � tu nombre;
II Chronicles 6:39: T� oir�s desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oraci�n y su ruego, y amparar�s su causa, y perdonar�s � tu pueblo que pec� contra ti.
II Chronicles 6:40: Ahora pues, oh Dios m�o, ru�gote est�n abiertos tus ojos, y atentos tus o�dos � la oraci�n en este lugar.
II Chronicles 6:41: Oh Jehov� Dios, lev�ntate ahora para habitar en tu reposo, t� y el arca de tu fortaleza; sean, oh Jehov� Dios, vestidos de salud tus sacerdotes, y gocen de bien tus santos.
II Chronicles 6:42: Jehov� Dios, no hagas volver el rostro de tu ungido: acu�rdate de las misericordias de David tu siervo.   
II Chronicles 7:1: Y COMO Salom�n acab� de orar, el fuego descendi� de los cielos, y consumi� el holocausto y las v�ctimas; y la gloria de Jehov� hinchi� la casa.
II Chronicles 7:2: Y no pod�an entrar los sacerdotes en la casa de Jehov�, porque la gloria de Jehov� hab�a henchido la casa de Jehov�.
II Chronicles 7:3: Y como vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehov� sobre la casa, cayeron en tierra sobre sus rostros en el pavimento, y adoraron, confesando � Jehov� y diciendo: Que es bueno, que su misericordia es para siempre.
II Chronicles 7:4: Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron v�ctimas delante de Jehov�.
II Chronicles 7:5: Y ofreci� el rey Salom�n en sacrificio veinte y dos mil bueyes, y ciento y veinte mil ovejas; y as� dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo.
II Chronicles 7:6: Y los sacerdotes asist�an en su ministerio; y los Levitas con los instrumentos de m�sica de Jehov�, los cuales hab�a hecho el rey David para confesar � Jehov�, que su misericordia es para siempre; cuando David alababa por mano de ellos. Asimismo los sacerdotes ta��an trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie.
II Chronicles 7:7: Tambi�n santific� Salom�n el medio del atrio que estaba delante de la casa de Jehov�, por cuanto hab�a ofrecido all� los holocaustos, y los sebos de los pac�ficos; porque en el altar de bronce que Salom�n hab�a hecho, no pod�an caber los holocaustos, y el presente, y los sebos.
II Chronicles 7:8: Entonces hizo Salom�n fiesta siete d�as, y con �l todo Israel, una grande congregaci�n, desde la entrada de Hamath hasta el arroyo de Egipto.
II Chronicles 7:9: Al octavo d�a hicieron convocaci�n, porque hab�an hecho la dedicaci�n del altar en siete d�as, y hab�an celebrado la solemnidad por siete d�as.
II Chronicles 7:10: Y � los veintitr�s del mes s�ptimo envi� al pueblo � sus estancias, alegres y gozosos de coraz�n por los beneficios que Jehov� hab�a hecho � David, y � Salom�n, y � su pueblo Israel.
II Chronicles 7:11: Acab� pues Salom�n la casa de Jehov�, y la casa del rey: y todo lo que Salom�n tuvo en voluntad de hacer en la casa de Jehov� y en su casa, fu� prosperado.  
II Chronicles 7:12:   Y apareci� Jehov� � Salom�n de noche, y d�jole: Yo he o�do tu oraci�n, y he elegido para m� este lugar por casa de sacrificio.
II Chronicles 7:13: Si yo cerrare los cielos, que no haya lluvia, y si mandare � la langosta que consuma la tierra, � si enviare pestilencia � mi pueblo;
II Chronicles 7:14: Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oir� desde los cielos, y perdonar� sus pecados, y sanar� su tierra.
II Chronicles 7:15: Ahora estar�n abiertos mis ojos, y atentos mis o�dos, � la oraci�n en este lugar:
II Chronicles 7:16: Pues que ahora he elegido y santificado esta casa, para que est� en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi coraz�n estar�n ah� para siempre.
II Chronicles 7:17: Y t�, si anduvieres delante de m�, como anduvo David tu padre, � hicieres todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis derechos,
II Chronicles 7:18: Yo confirmar� el trono de tu reino, como concert� con David tu padre, diciendo: No faltar� var�n de ti que domine en Israel.
II Chronicles 7:19: Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mis preceptos que os he propuesto, y fuereis y sirviereis � dioses ajenos, y los adorareis,
II Chronicles 7:20: Yo los arrancar� de mi tierra que les he dado; y esta casa que he santificado � mi nombre, yo la echar� de delante de m�, y pondr�la por proverbio y f�bula en todos los pueblos.
II Chronicles 7:21: Y esta casa que habr� sido ilustre, ser� espanto � todo el que pasare, y dir�: �Por qu� ha hecho as� Jehov� � esta tierra y � esta casa?
II Chronicles 7:22: Y se responder�: Por cuanto dejaron � Jehov� Dios de sus padres, el cual los sac� de la tierra de Egipto, y han abrazado dioses ajenos, y los adoraron y sirvieron: por eso �l ha tra�do todo este mal sobre ellos.   
II Chronicles 8:1: Y ACONTECI� que al cabo de veinte a�os que Salom�n hab�a edificado la casa de Jehov� y su casa,
II Chronicles 8:2: Reedific� Salom�n las ciudades que Hiram le hab�a dado, y estableci� en ellas � los hijos de Israel.
II Chronicles 8:3: Despu�s vino Salom�n � Amath de Soba, y la tom�.
II Chronicles 8:4: Y edific� � Tadmor en el desierto, y todas las ciudades de municiones que edific� en Hamath.
II Chronicles 8:5: Asimismo reedific� � Beth-oron la de arriba, y � Beth-oron la de abajo, ciudades fortificadas, de muros, puertas, y barras;
II Chronicles 8:6: Y � Baalath, y � todas las villas de munici�n que Salom�n ten�a; tambi�n todas las ciudades de los carros y las de la gente de � caballo; y todo lo que Salom�n quiso edificar en Jerusalem, y en el L�bano, y en toda la tierra de su se�or�o.
II Chronicles 8:7: Y � todo el pueblo que hab�a quedado de los Hetheos, Amorrheos, Pherezeos, Heveos, y Jebuseos, que no eran de Israel,
II Chronicles 8:8: Los hijos de los que hab�an quedado en la tierra despu�s de ellos, � los cuales los hijos de Israel no destruyeron del todo, hizo Salom�n tributarios hasta hoy.
II Chronicles 8:9: Y de los hijos de Israel no puso Salom�n siervos en su obra; porque eran hombres de guerra, y sus pr�ncipes y sus capitanes, y comandantes de sus carros, y su gente de � caballo.
II Chronicles 8:10: Y ten�a Salom�n doscientos y cincuenta principales de los gobernadores, los cuales mandaban en aquella gente.
II Chronicles 8:11: Y pas� Salom�n � la hija de Fara�n, de la ciudad de David � la casa que �l le hab�a edificado; porque dijo: Mi mujer no morar� en la casa de David rey de Israel, porque aquellas habitaciones donde ha entrado el arca de Jehov�, son sagradas.  
II Chronicles 8:12:   Entonces ofreci� Salom�n holocaustos � Jehov� sobre el altar de Jehov�, que hab�a �l edificado delante del p�rtico,
II Chronicles 8:13: Para que ofreciesen cada cosa en su d�a, conforme al mandamiento de Mois�s, en los s�bados, en las nuevas lunas, y en las solemnidades, tres veces en el a�o, � saber, en la fiesta de los panes �zimos, en la fiesta de las semanas, y en la fiesta de las caba�as.
II Chronicles 8:14: Y constituy� los repartimientos de los sacerdotes en sus oficios, conforme � la ordenaci�n de David su padre; y los Levitas por sus �rdenes, para que alabasen y ministrasen delante de los sacerdotes, casa cosa en su d�a; asimismo los porteros por su orden � cada puerta: porque as� lo hab�a mandado David, var�n de Dios.
II Chronicles 8:15: Y no salieron del mandamiento del rey, cuanto � los sacerdotes y Levitas, y los tesoros, y todo negocio:
II Chronicles 8:16: Porque toda la obra de Salom�n estaba preparada desde el d�a en que la casa de Jehov� fu� fundada hasta que se acab�, hasta que la casa de Jehov� fu� acabada del todo.
II Chronicles 8:17: Entonces Salom�n fu� � Ezi�n-geber, y � Eloth, � la costa de la mar en la tierra de Edom.
II Chronicles 8:18: Porque Hiram le hab�a enviado nav�os por mano de sus siervos, y marineros diestros en la mar, los cuales fueron con los siervos de Salom�n � Ophir, y tomaron de all� cuatrocientos y cincuenta talentos de oro, y los trajeron al rey Salom�n.   
II Chronicles 9:1: Y OYENDO la reina de Seba la fama de Salom�n, vino � Jerusalem con un muy grande s�quito, con camellos cargados de aroma, y oro en abundancia, y piedras preciosas, para tentar � Salom�n con preguntas dif�ciles. Y luego que vino � Salom�n, habl� con �l todo lo que en su coraz�n ten�a.
II Chronicles 9:2: Pero Salom�n le declar� todas sus palabras: ninguna cosa qued� que Salom�n no le declarase.
II Chronicles 9:3: Y viendo la reina de Seba la sabidur�a de Salom�n, y la casa que hab�a edificado,
II Chronicles 9:4: Y las viandas de su mesa, y el asiento de sus siervos, y el estado de sus criados, y los vestidos de ellos, sus maestresalas y sus vestidos, y su subida por donde sub�a � la casa de Jehov�, no qued� m�s esp�ritu en ella.
II Chronicles 9:5: Y dijo al rey: Verdad es lo que hab�a o�do en mi tierra de tus cosas y de tu sabidur�a;
II Chronicles 9:6: Mas yo no cre�a las palabras de ellos, hasta que he venido, y mis ojos han visto: y he aqu� que ni aun la mitad de la grandeza de tu sabidur�a me hab�a sido dicha; porque t� sobrepujas la fama que yo hab�a o�do.
II Chronicles 9:7: Bienaventurados tus hombres, y dichosos estos tus siervos, que est�n siempre delante de ti, y oyen tu sabidur�a.
II Chronicles 9:8: Jehov� tu Dios sea bendito, el cual se ha agradado en ti para ponerte sobre su trono por rey de Jehov� tu Dios: por cuanto tu Dios am� � Israel para afirmarlo perpetuamente, por eso te ha puesto por rey sobre ellos, para que hagas juicio y justicia.
II Chronicles 9:9: Y di� al rey ciento y veinte talentos de oro, y gran copia de aromas, y piedras preciosas: nunca hubo tales aromas como los que di� la reina de Seba al rey Salom�n.
II Chronicles 9:10: Tambi�n los siervos de Hiram y los siervos de Salom�n, que hab�an tra�do el oro de Ophir, trajeron madera de Algummim, y piedras preciosas.
II Chronicles 9:11: � hizo el rey de la madera de Algummim gradas en la casa de Jehov�, y en las casas reales, y arpas y salterios para los cantores: nunca en tierra de Jud� se hab�a visto madera semejante.
II Chronicles 9:12: Y el rey Salom�n di� � la reina de Seba todo lo que ella quiso y le pidi�, m�s de lo que hab�a tra�do al rey. Despu�s se volvi� y fu�se � su tierra con sus siervos.  
II Chronicles 9:13:   Y el peso de oro que ven�a � Salom�n cada un a�o, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro,
II Chronicles 9:14: Sin lo que tra�an los mercaderes y negociantes; y tambi�n todos los reyes de Arabia y los pr�ncipes de la tierra tra�an oro y plata � Salom�n.
II Chronicles 9:15: Hizo tambi�n el rey Salom�n doscientos paveses de oro de martillo, cada uno de los cuales ten�a seiscientos siclos de oro labrado:
II Chronicles 9:16: Asimismo trescientos escudos de oro batido, teniendo cada escudo trescientos siclos de oro: y p�solos el rey en la casa del bosque del L�bano.
II Chronicles 9:17: Hizo adem�s el rey un gran trono de marfil, y cubri�lo de oro puro.
II Chronicles 9:18: Y hab�a seis gradas al trono, con un estrado de oro al mismo, y brazos de la una parte y de la otra al lugar del asiento, y dos leones que estaban junto � los brazos.
II Chronicles 9:19: Hab�a tambi�n all� doce leones sobre las seis gradas de la una parte y de la otra. Jam�s fu� hecho otro semejante en reino alguno.
II Chronicles 9:20: Toda la vajilla del rey Salom�n era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del L�bano, de oro puro. En los d�as de Salom�n la plata no era de estima.
II Chronicles 9:21: Porque la flota del rey iba � Tharsis con los siervos de Hiram, y cada tres a�os sol�an venir las naves de Tharsis, y tra�an oro, plata, marfil, simios, y pavos.
II Chronicles 9:22: Y excedi� el rey Salom�n � todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabidur�a.
II Chronicles 9:23: Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salom�n, por o�r su sabidur�a, que Dios hab�a puesto en su coraz�n:
II Chronicles 9:24: Y de �stos, cada uno tra�a su presente, vasos de plata, vasos de oro, vestidos, armas, aromas, caballos y ac�milas, todos los a�os.
II Chronicles 9:25: Tuvo tambi�n Salom�n cuatro mil caballerizas para los caballos y carros, y doce mil jinetes, los cuales puso en las ciudades de los carros, y con el rey en Jerusalem.
II Chronicles 9:26: Y tuvo se�or�o sobre todos los reyes desde el r�o hasta la tierra de los Filisteos, y hasta el t�rmino de Egipto.
II Chronicles 9:27: Y puso el rey plata en Jerusalem como piedras, y cedros como los cabrahigos que nacen por las campi�as en abundancia.
II Chronicles 9:28: Sacaban tambi�n caballos para Salom�n, de Egipto y de todas las provincias.
II Chronicles 9:29: Lo dem�s de los hechos de Salom�n, primeros y postreros, �no est� todo escrito en los libros de Nath�n profeta, y en la profec�a de Ah�as Silonita, y en las profec�as del vidente Iddo contra Jeroboam hijo de Nabat?
II Chronicles 9:30: Y rein� Salom�n en Jerusalem sobre todo Israel cuarenta a�os.
II Chronicles 9:31: Y durmi� Salom�n con sus padres, y sepult�ronlo en la ciudad de David su padre: y rein� en su lugar Roboam su hijo.   
II Chronicles 10:1: Y ROBOAM fu� � Sich�m porque en Sich�m se hab�a juntado todo Israel para hacerlo rey.
II Chronicles 10:2: Y como lo oy� Jeroboam hijo de Nabat, el cual estaba en Egipto, donde hab�a hu�do � causa del rey Salom�n, volvi� de Egipto.
II Chronicles 10:3: Y enviaron y llam�ronle. Vino pues Jeroboam, y todo Israel, y hablaron � Roboam, diciendo:
II Chronicles 10:4: Tu padre agrav� nuestro yugo: afloja t�, pues, ahora algo de la dura servidumbre, y del grave yugo con que tu padre nos apremi�, y te serviremos.
II Chronicles 10:5: Y �l les dijo: Volved � m� de aqu� � tres d�as. Y el pueblo se fu�.
II Chronicles 10:6: Entonces el rey Roboam tom� consejo con los viejos, que hab�an estado delante de Salom�n su padre cuando viv�a, y d�joles: �C�mo aconsej�is vosotros que responda � este pueblo?
II Chronicles 10:7: Y ellos le hablaron, diciendo: Si te condujeres humanamente con este pueblo, y los agradares, y les hablares buenas palabras, ellos te servir�n perpetuamente.
II Chronicles 10:8: Mas �l, dejando el consejo que le dieron los viejos, tom� consejo con los mancebos que se hab�an criado con �l, y que delante de �l asist�an;
II Chronicles 10:9: Y d�joles: �Qu� aconsej�is vosotros que respondamos � este pueblo, que me ha hablado, diciendo: Alivia algo del yugo que tu padre puso sobre nosotros?
II Chronicles 10:10: Entonces los mancebos que se hab�an criado con �l, le hablaron, diciendo: As� dir�s al pueblo que te ha hablado diciendo, Tu padre agrav� nuestro yugo, mas t� desc�rganos: as� les dir�s: Lo m�s menudo m�o es m�s grueso que los lomos de mi padre.
II Chronicles 10:11: As� que, mi padre os carg� de grave yugo, y yo a�adir� � vuestro yugo: mi padre os castig� con azotes, y yo con escorpiones.  
II Chronicles 10:12:   Vino pues Jeroboam con todo el pueblo � Roboam al tercer d�a: seg�n el rey les hab�a mandado diciendo: Volved � m� de aqu� � tres d�as.
II Chronicles 10:13: Y respondi�les el rey �speramente; pues dej� el rey Roboam el consejo de los viejos,
II Chronicles 10:14: Y habl�les conforme al consejo de los mancebos, diciendo: Mi padre agrav� vuestro yugo, y yo a�adir� � vuestro yugo: mi padre os castig� con azotes, y yo con escorpiones.
II Chronicles 10:15: Y no escuch� el rey al pueblo; porque la causa era de Dios, para cumplir Jehov� su palabra que hab�a hablado, por Ah�as Silonita, � Jeroboam hijo de Nabat.
II Chronicles 10:16: Y viendo todo Israel que el rey no les hab�a o�do, respondi� el pueblo al rey, diciendo: �Qu� parte tenemos nosotros con David, ni herencia en el hijo de Isa�? �Israel, cada uno � sus estancias! �David, mira ahora por tu casa! As� se fu� todo Israel � sus estancias.
II Chronicles 10:17: Mas rein� Roboam sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Jud�.
II Chronicles 10:18: Envi� luego el rey Roboam � Adoram, que ten�a cargo de los tributos; pero le apedrearon los hijos de Israel, y muri�. Entonces se esforz� el rey Roboam, y subiendo en un carro huy� � Jerusalem.
II Chronicles 10:19: As� se apart� Israel de la casa de David hasta hoy.   
(SpaRV)


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